martes, 30 de julio de 2013

Cine y audiovisual. ¿Hacia donde vamos?

Si. He vuelto. Parecía que no...pero si. Cuando el resto de la humanidad se va de vacaciones. Yo, llega agosto y vuelvo. Desde el mes de febrero en el que escribí mi ultimo post han sucedido muchas cosas en el mundo del cine y de la cultura. La mayoría de estos sucesos han sido negativos. El cierre de salas de cine de la cadena Renoir, el cierre inminente de la productora Alta Films con todo lo que eso representa en el "neoalfabetismo" al que se nos confina. Clausura de nuevos espacios como el Garaje Lumiere, la subida del IVA de la cultura provocando el cierre de numerosas salas y la espantada de los espectadores que dado el precio de las entradas prefiere irse a una terracita. Algo normal, dado el estacazo de las entradas. También nos abandonaron para siempre actrices como Marivi Bilbao, Sara Montiel entre otros. El hombre orquesta del cine español de serie B, Jesús Franco. A sus 96 revolucionarios años también se fue Jose Luis Sampedro que despertó nuestras mentes acalladas con el valor de una sociedad que podía cambiar y que tiene que cambiar. Bajo una economía mas justa y social.

Y, ¿hacia donde vamos? Pues no lo sé, amigos. Dicen que esta crisis es mas larga porque no acaba de morir lo antiguo ni acaba de nacer lo que está por venir. Esta reflexión llevada al panorama cinematográfico quiere decir que el sistema en el que se sostenía el negocio del cine se ha ido desmoronando pero tampoco se ha dado con la fórmula para rentabilizar de manera, al menos estable, las nuevas ventanas de explotación. La llamada revolución digital, algo así como un agujero negro que absorbe todas o casi todas las formas de expresión artística, tampoco tiene la llave para hacer sostenible las industrias culturales.

Internet puede ser un aliado para el mundo audiovisual. Nunca antes, cualquier creador podía llegar a tanto público en cualquier rincón del planeta. Cada vez se produce mas audiovisual, pero ¿bajo que criterios? Los llamados nativos digitales ¿serán capaces de tener el criterio de saber en un futuro que es un buen trabajo audiovisual y cual no?

Los que se llevan la palma del negocio son los fabricantes de nuevos aparatos para el consumo audiovisual doméstico. De la pantalla de plasma a la de LCD. Del Full HD al 4K. Llegará un momento que sea tan alta la definición que cuando dejemos de mirar a la pantalla, la realidad nos parezca granulada y sin brillo. Pero mientras tanto, seguirán haciendo negocio. Pero ¿alguien ha pensado que historias son las que llenarán esos espacios audiovisuales? Pues de eso se trata. Que tanta tecnología hace falta que lo llenemos de historias que lleguen al espectador y que emocionen. Al final dará igual que un cineasta grabe con una cámara de fotos o con una Red One de última generación. En definitiva, el espectador acabará emocionado por lo que le cuenten y como se lo cuenten. No por la alta definición sino por imágenes y guiones que lleven al espectador a la sala, a la tablet, al smartphone o cualquier otra ventana donde mirar y poder vivir nuevas historias.