En estos viajes hacia los cines
Renoir de Majadahonda para ver en paz y harmonía una buena película, me topé
con algunos títulos interesantes provenientes de filmografías como la francesa
o la italiana que está en pleno despertar. Al final, cuando uno va con su
pareja se lo juega al pito pito gorgorito entre dos de las películas que más
nos apetecía ver. Y ganó la producción independiente americana “El ladrón de
palabras” de Brian Klugman y Lee Sternthal. Protagonizada por Bradley Cooper y
Zoe Saldana. Y con el sello de la siempre encomiable intervención de Jeremy
Irons.
Antes de entrar a la sala ya se
me hacía raro ir a ver a Bradley Cooper en una película dramática. Sobre todo
después de verle en las diferentes versiones resacosas.
La historia viaja desde París a
Nueva York por un original escrito a máquina perdido y que viaja desde la
capital francesa hasta la ciudad americana. Dos historias de amor paralelas
conducidas a través de las palabras robadas. El encuentro entre el autor
original interpretado por Jeremy Irons y por el impostor Bradley Cooper o más
bien su personaje llamado Rory Jansen.Y dejo de contar para no reventaros lo poco que da la historia.
Se trata de una película que
producida por la cadena de televisión americana CBS, debería haberse quedado en
la emisión televisiva. A mi parecer se trata de una película interpretada de
manera correcta sin nadie sobresaliente y con una historia que intenta
emocionar pero se queda a las puertas de poder identificarte con el
protagonista y con su duelo creativo y emocional. La historia es muy bonita
pero le falta sacrificio en los personajes para implicar al espectador y le
sobra unos 10-15 minutos de metraje. Creo que el guionista quiere contar
demasiadas historias dentro de la misma y eso hace que el espectador pierda el
rumbo y la conexión dramática. Lo sorprendente es que se proyectó fuera de
concurso en la pasada Semana de Cine de Valladolid. Y algo más
sorprendente es ver a Dennis Quaid mas retocado que la Belén Esteban.
En definitiva, película que se
deja ver con tranquilidad pero que la evolución dramática de los personajes se
queda estancada en algún momento de la historia hasta el punto de que te das
cuenta que deberías ir al baño o a por unas palomitas para amenizarlo. Algo así
como ver las fotos del viaje de novios de algún amigo cansino. Que paisajes más
bonitos pero hay algo que sobra. Sobran fotos o ver la playa de Santo Domingo
con tu amigo posando más tieso que la mojama.
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